Nota publicada por: Mariano Pérez
Fecha: 19 de mayo 2011
Carlos Rosero es uno de los 10 reconocidos artistas ecuatorianos que se encuentran en estos momentos presentando la exposición colectiva “FIBRA: Tres generaciones de artistas ecuatorianos” en el Centro Cultural de la Cooperación en la calle Corrientes 1543 de Capital Federal. Llegó a Chacabuco impulsado por esas cosas de la vida, que emparenta a las personas a veces desde la distancia. Aunque la relación de Rosero con Argentina no es nueva, la comunidad con la ciudad de Chacabuco nace debido a un viaje que realizara hace poco más de un año, un joven chacabuquense, llamado Natalio, comenzando por las provincias del norte de Argentina, siguiendo por Bolivia, Perú, hasta llegar a Ecuador, donde conoció a Ivonette, la hija de Rosero, con quien formó su pareja. Es así, que el artista y su esposa, aprovechando su estadía en el país, visitaron Chacabuco el pasado fin de semana para conocer a su familia política, Gabriela Preiato, la madre de Natalio, y Raúl Olivera, su pareja.
Vivechacabuco estuvo invitado a compartir una tarde de charlas y mates, en la cual pudimos conocer la historia de este pintor, y su relación “apretada”, con el arte y ese “no se qué” que tienen las ciudades.
Carlos se levanta tranquilo de la siesta, se lo nota un hombre cálido, sonriente, calmado… es un pintor autodidacta, y también parte de una familia de artistas. Sus cinco hijos se dedican a distintas actividades artísticas, y su esposa, Susana, inicialmente bailarina, es ahora pedagoga especializada en niños con dificultades de aprendizaje.
Su historia familiar está atada a su historia con la Argentina
”Mi lazo con Argentina nace allá por el año 1976, donde vinimos con mi actual esposa a estudiar, yo había empezado a pintar unos años antes de manera incipiente, más llegué a este país para estudiar ingeniería en sistemas en aquel entonces volábamos con las ideas y me interesaba mucho el posible e incipiente desarrollo de la inteligencia artificial. Estuvimos un año en La Plata, pero las condiciones de Argentina eran muy difíciles en aquellos tiempos, y cuando aquí en este país nació nuestra primera hija, nos volvimos a Ecuador, donde retomé la pintura, ya que decidí dedicarme a mi pasión de manera profesional. Soy autodidacta, y al principio no vendía cuadros, enseñaba arte, y hacía otras cosas para sobrevivir, pero supongo que no era tan bueno para los negocios, de manera que seguí pintando hasta que, pasado un tiempo, pude dedicarme enteramente a vivir de mi profesión.
Enseguida, casi al año, realicé mi primera exposición fuera del país, en París. También expuse en Osaka Japón, donde quedó una obra, ganadora de un segundo premio de la trienal de Osaka. Ese cuadro se llamaba “Soy un juguete de la ciudad”, nombre que define gran parte de mi obra: El hombre y la ciudad, lo urbano cambiando al hombre, el ser humano subordinado a los objetos, la calle, las relaciones entre los seres humanos. Mis pinturas son en gran formato la mayor parte de ellas…”, dice Rosero.
Entre Ecuador y Argentina: una familia de artistas
Sus hijos también son artistas: “Yomara es Ingeniera Industrial y especialista en Gestión Cultural. De ella es el proyecto FIBRA, junto con el Ministerio de Cultura del Ecuador Nadia es Guionista, Dramaturga y realiza documentales Pablo y Alejo estudian Piano y Composición (uno de ellos estuvo presentándose en el Festival de Música Contemporánea en el Centro Cultural Recoleta), e Ivonette, la novia de Natalio, es cantante de Jazz y compositora.”
”He venido mucho a Argentina, he realizado exposiciones aquí”, dice refiriéndose a su primera estancia en nuestro país, “vengo una o dos veces al año,…mis hijos estudian en Buenos Aires, tenemos una relación muy grande aquí. Me gustan mucho algunos pintores argentinos, Noe, Jorge de la Vega, Machio, Ferrari…Puedo ver que hay una diferencia esencial entre los pintores de uno y otro lugar: Argentina está mucho más marcada por las influencias europeas, en cambio Ecuador es más agreste, un país con más colores, eso se ve reflejado en la pintura, que allá se dá con una paleta más amplia.”
Clip
“Es un objeto simple, vulgar casi, que pretende acomodar, organizar, apretar las cosas del hombre, su falta de tiempo, la información irresuelta”…esa parece ser la tragedia atrás del sujeto trajeado que observa todo con su celular apretado a su oreja con un enorme clip, o del hombre con ruedas que bucea con su linterna en el mar de cemento, y cuyo corazón es abducido o iluminado por una luz que viene de arriba, y queda atado a su realidad con un clip tan común como un gesto, y tan indispensable como la esperanza. Esa parece ser la esperanza de Rosero, que el corazón no se separe del hombre. O por lo menos así lo veo yo.
El hombre y las ciudades
En una fugaz mirada a sus cuadros, me toca pintar a mí una descripción propia de los mismos: Rosero se mira las manos, prolongaciones alambradas al cemento de la ciudad, sus paredes y sus colores, como raices, manos-clip que deja al hombre sumergido en lo inmenso, con sus hábitos retorcidos y enmarañados, y todos los objetos que lo rodean se le pegan con ese clip, que los ordena, los dirige, y así, advierten el cambio…El cambio que se dio en las ciudades Rosero nos quiere decir que el hombre cambió el aire, el aire cambió al hombre, y el hombre cambió la ciudad, y ésta cambia al hombre adoptando sus maneras: subordinado a los objetos, apurado, estresado, apretado…
”Yo soy de un pueblo de la costa, vivo en Quito, me fui temprano a la ciudad…desde hace 20 años las ciudades van cambiando sin cesar, más que nunca…Tocada por la nueva modernidad, Quito cambió, el arte cambió…La pintura clásica del Ecuador, es la representada por el maestro Oswaldo Guayasamín, famosísimo exponente del llamado arte indigenista. Luego de los años 70s el arte contemporáneo se mostró, al igual que el hombre, más hacia el retrato de lo urbano y sus múltiples concepciones. Quedan todavía en mi país artistas “de la selva”, viven en la Amazonia, y esa es su casa, su ciudad. La pintan maravillosamente. Pero el artista de hoy se ha fundido con su entorno urbano.
Mi serie clip expresa esa relación del hombre con la ciudad y sus elementos, a través de un común denominador, que encontramos en casi todos los lugares: un clip”
FIBRA: la capacidad del arte de enlazar culturas
Hablando de la muestra que se presenta en Buenos Aires, por estos días, se despide el artista, comparando las realidades, las velocidades, y los caos del tránsito de uno y otro lugar, y hasta los precios de este Chacabuco taciturno del sábado a la tarde, invitando a los chacabuquenses a visitar la muestra, que estará abierta al público hasta el 20 de junio, en calle Corrientes 1543.
”Esta exposición, resultó ser de mayor convocatoria a la esperada, y de mejor apreciación por parte del público y de las autoridades, que ya se encuentran haciendo gestiones para que se convierta en una muestra itinerante por la Argentina.
Se llama Fibra, consta de 10 artistas ecuatorianos, con 38 obras…es muy importante, significa mucho para nosotros y para el arte de nuestro país, y la transmisión de ideas y conocimiento, tanto, como esperamos que se de una interacción con artistas de aquí como un Jesús Marcos, alumno de Berni, que participó en las mesas de trabajo…. Creo firmemente que asi como están cambiando los aires con nuevas dirigencias políticas en América, el arte podría ser bien la dimensión donde los países latinoamericanos puedan encontrarse e integrarse.
Al respecto, recuerdo cuando se dio el conflicto Ecuador-Perú, llegando casi a una guerra… (se trata de aquel conflicto territorial donde Argentina era agente mediador de paz y terminó enviando las famosas “armas a ecuador”). Después de la mediación, cuando todavía las cosas estaban candentes, pero con el conflicto dado por terminado, se realizó en plena frontera, una muestra de artistas de ambos países, la cual sirvió indudablemente a lograr que las relaciones comenzaran a fluir entre los dos pueblos hermanos. Hoy puede verse un viento de cambio, e inequívocamente, parte de esa integración se está dando gracias a la interacción cultural.”
“Trajimos tres mesas redondas para desarrollar diversos temas de la cultura, el arte y la integración. En una de esas mesas se dio la coincidencia de que un hijo mío se presentaba en el Centro Cultural Recoleta, y la verdad es que preferí estar junto a el en ese momento, ahora vengo aquí a visitar a la familia de otro hijo del corazón, Natalio, con quien tenemos un taller de serigrafía en Quito, en el cual se hacen reproducciones certificadas de mi obra, mediante una técnica que hemos desarrollado juntos, y que a partir de este semestre, le imprimiremos algunas mejoras por lo cual será mucho más sofisticada, para lograr mejor realce de las piezas.
También hemos abierto la galería de arte, y el website (http://www.roserogaleria.blogspot.com), donde se pueden apreciar las pinturas. Quedando la posibilidad de realizar alguna otra actividad en conjunto, una muestra de la obra de Rosero se expondrá en la galería de arte GJV, que Gustavo Ventimiglia y vivechacabuco llevan a cabo desde hace más de 5 años.... http://www.vivechacabuco.com/gjv
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